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Lula da Silva: Un giro hacia la izquierda extrema y su impacto devastador en Brasil

La administración de Lula da Silva provoca un severo desequilibrio fiscal en Brasil, con déficits récord y un cambio radical hacia políticas económicas extremas que traicionan las expectativas del electorado y generan incertidumbre sobre el futuro económico del país. El déficit actual es el segundo más alto de la historia, solo superado por el de la pandemia.

La administración del presidente Lula da Silva dio un giro significativo hacia la izquierda extrema, en marcado contraste con sus primeras dos presidencias. El socialismo abandonó toda moderación que prometía durante la campaña electoral de 2022, decepcionando nuevamente al electorado brasileño.

Las finanzas públicas del Gobierno federal se han desequilibrado rápidamente en pocos meses. El déficit financiero alcanzó los R$ 41.325 millones al finalizar abril y marcó un récord histórico de hasta R$ 182.995 millones en diciembre del año pasado.

En los últimos 12 meses, el déficit financiero acumulado ha alcanzado aproximadamente R$ 843.315 millones, una situación sin precedentes desde el inicio de la pandemia, durante la cual se decretaron emergencias sanitarias y cuarentenas por parte de los estados locales.

El déficit fiscal en términos de reales corrientes ha aumentado en un 92,1% entre enero de 2023 y abril de 2024, casi duplicándose en los primeros 16 meses de la gestión de la izquierda brasileña.

En resumen, la política fiscal del Gobierno de Lula ha causado un daño a las finanzas públicas comparable a la peor crisis sanitaria de los últimos 100 años.

Al inicio de su mandato, el Gobierno de Lula contaba con un superávit primario equivalente al 0,56% del PIB en enero de 2023. Sin embargo, ese mismo mes, el resultado financiero mostraba un déficit equivalente al 4,32% del PIB.

Después de 15 meses de gestión socialista, el superávit primario se ha transformado en un déficit que supera el 2,5% del PIB en abril de 2024, mientras que el déficit financiero se ha profundizado aún más, alcanzando el 7,6% del producto bruto. Prácticamente todo el esfuerzo fiscal del Gobierno anterior ha sido rápidamente dilapidado por la nueva administración.

Esta situación se debe a una estrategia expansiva agresiva en cuanto a los gastos, mientras que los nuevos impuestos establecidos desde 2023 no han generado beneficios significativos para las arcas del Estado federal.

La precaria situación fiscal en Brasil está presionando por un nuevo deterioro en las cuentas externas y el déficit de cuenta corriente, lo que está aumentando la necesidad de financiamiento a través del endeudamiento, tanto interno (limitando el crédito al sector privado) como externo (agudizando el desequilibrio de la cuenta corriente).

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